Carlos III ha hecho historia. Cuando subió al trono se convirtió en jefe de la Iglesia Anglicana, pero no ocultó su intención de ser abierto con otras religiones y es defensor del diálogo entre confesiones. Por eso no ha extrañado que haya querido dar un paso importante que hubiera sido impensable incluso durante el anterior reinado, el de Isabel II, menos cerrada que sus antecesores, pero no tan decidida como su hijo.
Así, el 23 de octubre 2025, Carlos III se convirtió en el primer monarca británico en realizar una visita de Estado al Vaticano. Se trata de todo un acontecimiento largamente esperado que fue pospuesto la pasada primavera. Se esperaba que los reyes Carlos y Camilla realizaran una visita de Estado al Vaticano aprovechando su viaje al más alto nivel a Italia.
Los reyes Carlos III y Camilla con el papa León XIV y el reverendo Leonardo Sapienza en la visita de Estado de los reyes Carlos y Camilla al Vaticano.Getty Images
La reina Camilla con una diadema de hojas y un velo negro en su visita de Estado en el Vaticano.Samir Hussein/WireImage
Y efectivamente Carlos III hizo historia no solo por esta primera visita de Estado, sino porque el santo padre puso fin a casi 500 años de división entre la Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana cuando al encontrarse con el rey de Reino Unido en la Capilla Sixtina, le dijo “oremos”.
De este modo, el jefe de la Iglesia Católica y un monarca británico han rezado juntos por primera vez en medio milenio, desde la ruptura de Enrique VIII con Roma al serle negada la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón para poder casarse con Ana Bolena.
La reina Camilla con una diadema de hojas y un velo negro en su visita de Estado en el Vaticano.Samir Hussein/WireImage
Los reyes habían llegado poco antes a la Santa Sede, donde fueron recibidos con honores en el Patio de San Dámaso. Allí les esperaba el Regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, el Padre Leonardo Sapienza. Se pudo ver allí el look elegido por la reina Camilla, que siguió el protocolo y vistió de negro. Hay que recordar que el privilegio de blanco solo es para las reinas católicas, la gran duquesa de Luxemburgo y la princesa de Mónaco, por lo que el color reservado para la reina consorte británica es el negro.
El vestido de este color por el que apostó Camilla es de Fiona Clare, mientras que el velo es de Philip Treacy. Fue precisamente este complemento el que más llamó la atención de su atuendo debido a que llevaba una diadema de hojas de la que enganchó el velo. Sin duda no pasó desapercibida. Como joyas escogió un broche en forma de cruz que fue de Isabel II.
Los reyes Carlos III y Camilla en su encuentro con el papa León XIV en la visita de Estado de los reyes Carlos y Camilla al Vaticano.Simone Risoluti
León XIV les esperaba en la biblioteca del Palacio Apostólico, donde hubo saludos y compartieron unas palabras. Como recoge Daily Mail, Carlos III dijo al pontífice que “es un placer conocerlo, si me permite decirlo. Es usted muy amable al recibirnos”. Cuando empezaron los posados, el monarca bromeó al decir que los fotógrafos eran “un peligro constante”, ante lo que el papa respondió que “uno se acostumbra”.
No quiso que su hermano Andrés empañara la visita
Seguidamente hubo un intercambio de regalos. Carlos III ofreció al papa una fotografía plateada y una imagen de San Eduardo el Confesor. Por su parte, León XIV le correspondió con una versión a escala del mosaico del Cristo Pantocrátor que se encuentra en la catedral de Cefalú, en Sicilia. Además, el pontífice nombró al monarca cofrade real de la Basílica Papal, un honor por esta visita de Estado que marca una nueva y mejor relación entre la Iglesia Católica y la Anglicana.
Carlos III y Camilla con León XIV en un servicio religioso en la Capilla Sixtina durante la visita de Estado de Carlos y Camilla al Vaticano.Simone Risoluti
Por todo ello, y por ser Año Jubilar, se trataba de una visita muy importante. Todas las de Estado lo son, pero Carlos III, que se ha negado a ser un monarca de transición pese a haber subido al trono mayor y tener problemas de salud, se había marcado este objetivo como algo fundamental. No quería que nada saliera mal, de ahí que tomara cartas en el asunto después de que su hermano Andrés volviera a hacer tambalear los cimientos de la monarquía con sus escándalos.
No parece casualidad que la renuncia del príncipe Andrés al uso de sus títulos y honores se produjera poco antes de esta visita de Estado histórica, aunque si Carlos III pensaba que las aguas se iban a calmar con eso, estaba muy equivocado. De todos modos, nada ha evitado que se produzca su visita a la Santa Sede, que Carlos III, el monarca del que muchos esperaban poco, haya hecho historia.
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