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Cuando caía la noche del domingo en Buenos Aires y los telediarios se hacían eco de las encuestas poco halagüeñas para el oficialismo en Argentina en las elecciones legislativas, José Luis Espert, el candidato estrella de La Libertad Avanza (LLA) para esta importante cita electoral, elegía X para poner punto final a su candidatura. “Por la Argentina, doy un paso al costado”, escribía el economista liberal que durante años fue el espejo ideológico de Javier Milei y, hasta hace una semana, el candidato estrella de la formación ultra en unos comicios en los que los ultras se juegan mucho. La renuncia de Espert no es menor: el gurú que ayudó a moldear el credo económico de Milei se marcha por el escándalo que lo vincula con el narcotráfico, donde se mezclan jets privados y dólares manchados.
El escándalo, además del nombre del economista José Luis Espert, tenía un protagonista claro: Federico ‘Fred’ Machado, un empresario argentino acusado en Estados Unidos de formar parte de una red internacional de narcotráfico. Tal y como se hicieron eco algunos medios argentinos, a partir de una causa abierta en Texas contra la estadounidense Debra Mercer-Erwin y el citado empresario (ambos investigados por narcotráfico y blanqueo de capitales), una empresa guatemalteca vinculada a Machado transfirió 200.000 dólares en 2020 a José Luis Espert, el ya ex candidato de La Libertad Avanza. Según explicó el gurú económico de Milei hace unas semanas, el pago correspondía a un trabajo de consultoría. Para la oposición, en cambio, era la pieza central de una trama más turbia.
El primero en mover ficha, judicialmente hablando, fue el peronista Juan Grabois, que el lunes pasado presentaba una denuncia contra el candidato ultra por presunto blanqueo de capitales, acusándolo de haber recibido fondos de un entorno empresarial investigado por narcotráfico y fraude. José Luis Espert, lejos de esconderse, admitió la transacción y se defendió asegurando que “todo fue lícito”. “Pude haber pecado de ingenuo, pero de delincuente jamás”, dijo en un vídeo difundido a principios de mes, con el que trataba de dar carpetazo a un caso que ya había estallado en los medios.
Sin embargo, el intento del candidato de La Libertad Avanza por frenar el escándalo duró más bien poco. Con el paso de los días, la historia se enredaba y los vínculos de Espert con Machado volvían a ocupar titulares de prensa. En 2019, Machado le ofreció su avión privado para que viajase a Viedma, en la Patagonia argentina, donde el economista presentaba su libro La sociedad cómplice. Según contaría Espert, aquel encuentro marcó el inicio de una relación cordial que, solo un año más tarde, dio sus frutos con la firma de un contrato con la compañía guatemalteca Minas del Pueblo, relacionada con el entorno de Machado, de la que cobró 200.000 dólares por su trabajo como consultor. Ha sido a raíz de la investigación abierta contra el empresario argentino por una causa vinculada al narcotráfico y al fraude en operaciones de compraventa de aviones -que lo mantiene en arresto domiciliario desde 2021- cuando trascendió tanto el contrato y el pago al gurú que ayudó a construir el discurso económico del presidente de Argentina.
Para Javier Milei, el escándalo Espert pronto se convertiría en una piedra más en el zapato y no, precisamente, una china. Al principio, el presidente argentino intentó restarle toda la importancia posible. “Chimento [cotilleo en argentino] de peluquería”, señaló durante una entrevista en televisión, pero la tormenta se convirtió rápidamente en temporal y el líder de La Libertad Avanza, acostumbrado a capitalizar las polémicas, no encontraba esta vez un ángulo rentable. Todo, con las elecciones legislativas cada vez más cerca.
Hasta hace dos días, Espert seguía en pie como candidato, convencido de que resistir era mostrar fuerza. “Esta una operación sucia”, denunciaba antes de, como casi siempre pasa en la política argentina, renunciaba a sus aspiraciones políticas, dando por hecho que “el tiempo demostrará que todo esto fue una gran mentira”, escribió Espert en un mensaje final en tono de mártir liberal, en el que asegura que dará las explicaciones “en donde corresponde”. También en ‘X, Javier Milei respondía a la renuncia al instante, con una mezcla de respaldo y distancia: “Argentina siempre está por encima de las personas”.

Javier Milei y José Luis Espert en un acto conjunto de La Libertad Avanza en Buenos Aires, meses antes del escándalo que ha sacudido la campaña del oficialismo.Juan Ignacio Roncoroni
Pero para entonces las encuestas ya indicaban que el escándalo había hecho daño. Según un sondeo publicado el 4 de octubre, un 76% de los argentinos consideraba que el caso tenía un impacto negativo en el Gobierno y casi el 70% veían la defensa de Espert como “poco creíble”. Los números eran tan demoledores, que la imagen negativa de Milei subía al 63,2% y más de la mitad del país creía que perdería las legislativas del 26 de octubre.
Para Milei, perder a su principal candidato en la provincia clave para las elecciones, es un duro golpe que llega en el momento en el que el presidente argentino necesita reforzar su mayoría en el Congreso para poder impulsar las reformas estructurales que prometió impulsar desde la Casa Rosada. La provincia de Buenos Aires concentra casi la mitad del electorado argentino y es ahí donde se define cualquier cita electoral en Argentina.
El escándalo Espert, además, revive un pasado que Milei siempre ha preferido mantener en el baúl de los recuerdos. Precisamente porque en 2019, cuando José Luis Espert fue el candidato a la presidencia de su espacio político —entonces llamado Frente Despertar— no logró justificar ante la Justicia electoral el origen de parte de los fondos de campaña. En ese tiempo, Machado ya figuraba como uno de sus apoyos logísticos, ya que le dejaba su avión y financiaba ciertos actos. Las coincidencias no terminan ahí porque el abogado de Machado, el empresario hoy en prisión domiciliaria, es Francisco Oneto, el mismo que representa a Milei en otras causas. Argentina es un país con pocos grados de separación.
Mientras tanto, el oficialismo intenta recomponer su discurso. Desde la Casa Rosada insisten en que el caso Espert “no afectará la estrategia electoral”, aunque reconocen, en privado, que el daño ya está hecho. A tres semanas de las elecciones, el Gobierno libra una doble batalla: la económica, con una inflación interanual sigue por encima del 180%, y la simbólica, demostrando que el “cambio” no está hecho de los mismos materiales.
Written by: Huffington Post
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