La segunda corrida de la temporada grande en la Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara tuvo un aire nostálgico y de contrastes. Fue la tarde de la despedida de Pedro Gutiérrez “El Capea”, quien dijo adiós al coso tapatío en un ambiente emotivo, pero también fue la tarde en que Arturo Saldívar se alzó como triunfador al cortar la única oreja del festejo al lidiar cuatro toros de Arroyo Zarco y dos de La Venta del Refugio.
“El Capea”, vestido de bermellón y oro, enfrentó primero a “Oro Viejo”, un castaño nevado de 505 kilos con el que mostró entrega, aunque falló con la espada, marchándose en silencio. En su segundo turno, con “Siempre Fiel”, un negro bragado de 475 kilos, se escucharon los acordes de “Las Golondrinas”, mientras el torero se despedía entre aplausos de una plaza que también vio partir a su padre, el recordado “Niño de la Capea”.
José Mauricio, de vino y oro, tuvo una tarde de voluntad, pero sin fortuna con la espada. Con “Recuerdo” y “Entrañable”, ambos toros cárdenos bragados, dejó detalles de su toreo clásico y templado, pero las fallas con el acero le cerraron la puerta del triunfo. Su esfuerzo fue reconocido con palmas, pero la oportunidad de tocar pelo se le negó una vez más en Guadalajara.
El triunfo correspondió a Arturo Saldívar, ataviado de púrpura y oro, quien con “Pariente”, un toro cárdeno bragado de 472 kilos, hilvanó una faena de entrega y estética, rubricada con una estocada efectiva que, pese a tardar en hacer doblar al toro, arrancó la petición mayoritaria del público. El juez concedió una oreja, único trofeo de la tarde.
Con “Forjador”, su segundo toro, la historia fue distinta: los fallos con la espada y el descabello apagaron cualquier opción de redondear su triunfo.
Así, entre nostalgia por la despedida de “El Capea” y la firmeza de Saldívar, la afición tapatía vivió una tarde de claroscuros que dejó la puerta abierta para lo que resta de la temporada.
SV
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