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Israel dice que mantendrá su ofensiva sobre Gaza (65.000 muertos ya) hasta que libere a los 48 rehenes secuestrados por Hamás y hasta que elimine al partido-milicia palestino. Su primer ministro, Benjamín Netanyahu, sostiene que no tiene intención de controlar, luego, la franja palestina. Pero, ay, sus aliados están empeñados en desmentirle y en mostrar sus verdaderas cartas: la posesión de un pedazo de tierra idean en el Mediterráneo oriental.
Si primero fue el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el que anunció un resort en la zona, sacando para ello a los 2,3 millones de legítimos residentes gazatíes -alerta de limpieza étnica, avisa Naciones Unidas-, ahora el último en quitarle la careta ha sido su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. En la tarde de este miércoles, el ultranacionalista religioso y colono desveló que mantiene conversaciones con Washington para dividir el territorio tras la guerra.
Sin rubor, coincidiendo con la ofensiva terrestre sobre la ciudad de Gaza que ha causado 220 muertos en dos días, afirmó: “Franja de Gaza se está convirtiendo en una riqueza inmobiliaria”. “Pagamos mucho dinero por la guerra, así que tenemos que decidir cómo dividir los porcentajes de tierra en Gaza. La fase de demolición siempre es la primera fase de la renovación urbana. Ya lo hicimos, ahora tenemos que empezar a construir”, reivindicó Smotrich durante su intervención en una conferencia inmobiliaria celebrada en Tel Aviv y recogida por la prensa local.
Pagar por matar, demoler, repartir a porcentajes. Todo suena a negocio y no a una de las ofensivas más mortíferas de la historia reciente, por la que el propio primer ministro de Israel y su exministro de Defensa tienen sobre sus espaldas una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de guerra.
Sin embargo, no hay que extrañarse porque el portavoz del Ejército israelí, Effie Defrin, dijo el martes que quedan por delante “varios meses” para controlar la ciudad de Gaza y “varios más” para destruirla. Destruir la tierra no es ni salvar a los rehenes ni liquidar a Hamás, es destruir la tierra. Y, más tarde, levantar algo rentable. Hay 600.000 civiles afrontando ahora mismo en esa capital la disyuntiva entre la muerte y la escapada.
Las declaraciones de Smotrich se alinean con las propuestas del estadounidense Trump, que ha expresado su intención de transformar Gaza en una “Riviera de Oriente Medio” bajo control de Washington. En febrero de 2025, durante una rueda de prensa con Netanyahu, el republicano planteó que su país tomaría el control del enclave para reconstruirlo, implicando la “reubicación” de dos millones de palestinos hacia Egipto y Jordania. “No quiero ser un gracioso ni un listillo, pero la Riviera de Oriente Medio… Esto podría ser maravilloso”, declaró Trump.
El Washington Post publicó el pasado 1 de septiembre todas las claves de ese plan, un documento de 38 páginas donde se detalla que Gaza sería controlada en régimen de fideicomiso por EEUU -entregada por Israel- durante al menos 10 años y requeriría reubicar como mínimo temporalmente a los dos millones de gazatíes durante la “reconstrucción”.
Las dos fórmulas que se manejan para acometer este desplazamiento de una población asediada por Israel desde los ataques terroristas del 7 de octubre serían mediante lo que denomina “salidas voluntarias” (según el prospecto) a otro país, o a través de “zonas restringidas y seguras” dentro del enclave. El fideicomiso ofrecería a quienes posean terrenos un token digital a cambio de derechos para reurbanizar su propiedad, que se utilizaría para financiar una nueva vida en otro lugar o, eventualmente, se canjearía por un apartamento en una de las seis u ocho nuevas ciudades inteligentes impulsadas por IA que se construirán en Gaza, de acuerdo con el Post. Cada palestino que decida irse recibiría un pago en efectivo de 5.000 dólares y subsidios para cubrir cuatro años de alquiler en otro lugar, así como un año de alimentos. GREAT Trust (Gaza Reconstitution, Economic Acceleration and Transformation Trust) se llama el invento.
Huelga recordar que los palestinos tienen reconocido internacionalmente un derecho a un estado propio, levantado en Gaza, Cisjordania y el este de Jerusalén, y que todo lo demás es ocupación y que sacar a civiles de su territorio está considerado como un crimen de guerra por el derecho humanitario.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, estuvo en Israel durante unos días hasta el martes. Según informó una de las principales cadenas de televisión israelíes la semana pasada, la visita daría un nuevo impulso al proyecto para “reubicar” a miles de gazatíes en el exterior,
Por eso mismo y por los negocios que la propia familia Trump tiene en Oriente Medio y que le llevaría a tener un especial interés en Gaza le preguntó al magnate un periodista australiano, en la Casa Blanca. El valiente, John Lyons, editor internacional de la Australian Broadcasting Corporation, inquirió: “¿Cree que un presidente puede estar involucrado en tantos negocios mientras está en el cargo?”. La respuesta del presidente fue radical: “Cállate”, dijo mientras se llevaba el dedo índice a los labios.
El ministro israelí de Seguridad Interior, el también ultra Itamar Ben-Gvir, dijo avalando esos planes: “Vamos a terminar la misión, a ocupar Gaza y a impulsar un proceso migratorio”. Aunque no sea Netanyahu quien lo diga, Ben-Gvir y Smotrich son ministros de peso que lideran los dos principales partidos que Netanyahu necesita para seguir al mando del país, o sea, para no enfrentarse a unas elecciones que podría perder ante las críticas a su gestión de los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 (1.200 muertos, 250 secuestrados), o para no afrontar el proceso judicial por el que se le juzga: tres presuntos delitos de corrupción en juego.
Netanyahu afirmó este lunes que Trump le ha invitado a visitar la Casa Blanca después de su intervención en la Asamblea de la ONU en Nueva York, prevista el viernes 26 de septiembre. A lo mejor allí firman el contrato de propiedad, visto lo visto.
Written by: Huffington Post
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