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A Daniel Gálvez le bastaron diez minutos, un poco de maña y mucha determinación para ganarse una ovación en el aeropuerto. Este turista español, que viajaba con Ryanair desde Palma a Málaga, se topó con una situación tan común como irritante para el resto de los pasajeros: su maleta de cabina no cumplía, según el personal, con las medidas que dicta la lowcost irlandesa. En el vuelo de ida nadie le puso pegas, pero a la vuelta, todo cambió.
Sucedió, como muchas otras veces, en la puerta de embarque del vuelo, con decenas de pasajeros esperando su turno para entrar al avión y el personal de Ryanair revisando, uno a uno, todos los bultos. Cuando llegó el turno de Gálvez, los trabajadores de la aerolínea de bajo coste le advirtieron que su maleta no cumplía con las medidas de la compañía y que tendría que pagar 70 euros por facturarla. “Me habría costado más que el propio vuelo”, protestó. Así que, acto seguido, ni corto ni perezoso, se puso de cuclillas y empezó a arrancarle las ruedas a la maleta hasta conseguir que encajase en el medidor.
Según recoge Marie France, la escena, grabada por otros viajeros y que se ha difundido a través de la red social X, muestra cómo Gálvez, sentado sobre la maleta en el suelo de la terminal, se emplea a fondo para arrancar las cuatro ruedas del equipaje ante la incrédula mirada de los empleados y los aplausos del resto de pasajeros que esperaban embarcar. Tras varios intentos y con la ayuda de alguna herramienta improvisada, consiguió que la maleta encajara en el compartimento de control de medidas, lo que le permitió subirla a bordo sin pagar el recargo.
“Llevo con esta maleta tres o cuatro años y me costó unos 30 o 40 euros”, dijo al tabloide británico The Sun después de protagonizar la insólita situación. “Le dije a Ryanair que no iba a pagar los 70 euros, registrar mi maleta me habría costado más que el vuelo en sí”.
El caso de Gálvez pone sobre la mesa una realidad que desconcierta a muchos pasajeros: las dimensiones permitidas para el equipaje de mano varían de una aerolínea a otra y, en ocasiones, incluso cambian con el tiempo. La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) recomienda que la maleta de cabina no supere los 56 x 45 x 25 centímetros, ruedas y asas incluidas, y que pese como máximo 10 kilos.
En el caso de Ryanair, la política actual distingue entre un “pequeño equipaje personal” de 40 x 30 x 20 centímetros y un “equipaje de cabina” de hasta 55 x 40 x 20 centímetros. La confusión surge cuando un bulto que pasó sin problemas en un trayecto es rechazado en el siguiente, algo que Gálvez vivió en carne propia y que le llevó a improvisar una de las escenas más comentadas de los últimos meses en redes.
Written by: Huffington Post
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