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No es una anécdota. No es un caso aislado. No es algo puntual. No es un incidente único. Es un auténtico patrón que aplican sistemáticamente y con precisión milimétrica cuando alcanzan el poder. Es el modelo. Es el ADN político del Partido Popular: jibarizar lo público para beneficio propio y de sus amigos los poderosos. Esto es el caso Montoro que vendía el BOE a cambio de mordidas que iban directamente a su billetero y a los de Equipo Económico. Esto es el caso Bárcenas, las cuentas en Suiza y la financiación en B del PP. Esto es el caso de Fernández Díaz, el ministro del Interior que diseñó una estructura parapolicial e ilegal para perseguir a la oposición y para tapar la trama Gürtel. Y todo esto, a las órdenes de Eme Punto Rajoy y de su lugarteniente María Dolores de Cospedal. Y no cuela el pretendido adanismo de Alberto Núñez Feijóo. No viene de nuevas ni es el líder ungido para la regeneración. Estos casos son el hoy de Feijóo y es el modelo ideológico que lleva en su herencia genética.
El modelo Montoro fue una de las etapas más negras de la historia de nuestro país y ahora vemos cómo Feijóo recuperó al núcleo duro del entonces ministro de Hacienda para reforzar su equipo económico. Esto, lo que significa, es que el actual líder del PP defiende lo mismo: son iguales, no han roto con su pasado, ni han asumido responsabilidades. Es el PP de siempre: tapar, negar, proteger. Feijóo defiende ese modelo y está dispuesto a restaurar esas pautas.
La derecha considera que el poder es suyo por designio natural y si no lo tienen es que alguien se lo ocupa. Como llevamos viendo cada vez que gobiernan en España, el PP usa el poder para premiar favores, beneficiar a afines y castigar a quien no traga con sus manejos, utilizando, además, el propio aparato del Estado. En ese modelo popular es necesario desmantelar las administraciones públicas en favor de empresas privadas. Su objetivo es conseguir una administración cada vez más pequeña y así poder sacar tajada con empresas privadas que gestionen lo público y llevarse beneficios, unos y otros. Solo hay que echar una ojeada al Madrid de Ayuso.
¿Quién ha olvidado aquel doloroso lema “que caiga España, ya la levantaremos nosotros”? ¿Quién no recuerda el mantra de Montoro cuando decía los españoles vivíamos por encima de nuestras posibilidades? Mantra que le sirvió a él y a Rato (que estuvo entre rejas) para acometer el mayor austericidio de nuestra historia en democracia. El modelo del PP de desmantelamiento de lo público tuvo ejemplos sangrantes como los relacionados con la ciencia y los investigadores, la falta de personal en las administraciones o con el ataque al mundo de la cultura y del cine, al tiempo que aprobaron una amnistía fiscal para beneficiar a los que más tienen. Se volcaron en asfixiar financieramente a los ayuntamientos y comunidades autónomas, que gestionan los servicios públicos básicos de sanidad, educación, servicios sociales…Y mientras recortaban todo y a todos, ellos se dedicaban a vender las páginas del BOE para beneficiar fiscalmente a grandes y llevárselo crudo, según desvela el auto del juez de Tarragona que lleva la investigación. Los responsables del austericidio terminaron juzgados por chorizos.
Si algo ha quedado demostrado es que el modelo económico del PP fue un fracaso para la clase media y trabajadora. Y otra lección de aquella etapa brutal e inhumana fue que las crisis no se pueden abordar desde los recortes más crueles. Lo ha demostrado la titánica voluntad del presidente Pedro Sánchez que, tras la pandemia del Covid, luchó en Bruselas por los fondos Next Generation y convenció a la Comisión para desarrollar políticas públicas keynesianas. El fruto de estas políticas ha dejado sellado que ante las dificultades, lo justo es aplicar políticas socialdemócratas de redistribución de la riqueza que consiguen mejorar mucho antes y de forma más justa la economía. Unas políticas que enterraron los recortes del PP al ostracismo de la historia.
Lo de la corrupción en el PP es de otro nivel, profesional y genética. Lo suyo no es cosa de tres golfos que intentan llevarse alguna migaja. La corrupción, venga de donde venga, es despreciable, aborrecible y condenable y se debe erradicar sin dilación. Pero este trago a la derecha le cuesta, porque lo tienen asimilado en su modus vivendi.
Lamentablemente es su manera de entender las instituciones. Sienten que España es de ellos y se pavonean de ello en formato banderita-pulsera. Creen que pueden hacer con la patria de todos lo que les dé la gana. Pero siguen sin entender que los españoles y españolas votan y que en una mayoría de ocasiones a lo largo de nuestra democracia les han enviado a la oposición. Siguen sin entender que esto es la democracia.
José Luis Aceves Galindo es diputado en el Congreso por Segovia y Portavoz de Función Pública
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Written by: Huffington Post
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