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"No podemos suprimir los incendios": por qué Zamora, Ourense o León son especialmente vulnerables ante el fuego y cómo convivir con él

todayAugust 22, 2025 2

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En las últimas dos semanas, los incendios que han arrasado gran parte de los montes de la península han dejado imágenes de destrucción y un sentimiento de impotencia entre los habitantes de las zonas afectadas. En algunas de ellas, como en las provincias de León, Zamora y Ourense, la imagen de otros años se ha repetido y muchos vecinos no han dejado de denunciar que la historia vuelve a reproducirse cada pocos años, a veces sin tiempo para que algunos parajes lleguen a recuperarse del incendio anterior.

Este verano, el fuego ha destruido parte del paraje de Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y ha calcinado el 10% de la provincia de Ourense, donde se ha registrado el mayor incendio de la historia de Galicia, el de Larouco, que ya ha arrasado 30.000 hectáreas. Ante esta situación, algunos se han preguntando estos días por qué arde con tanta frecuencia esta zona del noroeste peninsular y qué se puede hacer para evitarlo.

“Lo que ha pasado en particular con estos incendios posiblemente no sea fácil de determinar. Lo que tenemos son zonas que tienen una muy alta probabilidad por factores intrínsecos a experimentar incendios grandes y, al final, que se produzca un incendio requiere que se den simultáneamente unas condiciones de mucho calor, de viento, de humedad relativa baja… Además también hay un factor aleatorio que hay que unir a todo lo demás”, explica Francisco Azcárate, profesor titular del departamento de Ecología de la UAM, en una entrevista telefónica con El HuffPost.

“En el territorio hay lugares con una probabilidad muy alta de sufrir incendios de este tipo”

El experto, que también es investigador en el centro de investigación en biodiversidad y cambio global, recuerda que “en el territorio hay lugares con una probabilidad muy alta de sufrir incendios de este tipo”, como es el caso de Zamora, León y Ourense, que son más vulnerables ante factores meterológicos o climáticos. “Los incendios han ocurrido con una ola de calor muy significativa en la que las anomalías térmicas han estado bastantes grados por encima de los promedios de la época, con momentos de humedad relativa muy baja. También algunos de ellos coincidieron con un período de inestabilidad atmosférica y eso propició, al margen de los incendios intencionados, algunas tormentas secas”, señala el profesor.

Azcárate explica que esta inestabilidad atmosférica “genera vientos, que son clave para que los incendios se disparen”. “Es una mezcla de factores intrínsecos al territorio, factores más cambiantes que tienen que ver con la meteorología y al final pues también la mala suerte, podemos llamarlo así, de que se genere un foco”, asegura.

El clima y el paisaje de estas zonas, factores a tener en cuenta

Entre esos factores intrínsecos que hacen que estas zonas tengan un mayor riesgo de incendio en esta época del año están el clima o la evolución del paisaje en las últimas décadas. “Este tipo de climas mediterráneos o submediterráneos lluviosos, por una parte tienen una época del año en la que la vegetación crece mucho. Hay una época lluviosa, ese período otoño/invierno o primavera, pero principalmente es en primavera cuando más crece la vegetación”, comenta Azcárate.

Un helicóptero, trabajando en las labores de extinción del incendio cercano a Las MédulasAnadolu via Getty Images

“Si nos fijamos en este año, por ejemplo, ha sido una primavera lluviosa en buena parte de la península, en la zona noroeste también y eso da lugar a que crezca mucho la vegetación, tanto leñosa como herbácea, que puede alcanzar mucha altura. Y tras ello, tenemos un verano que en este tipo de clima va a ser seco. Un verano seco que se traduce en que toda esa vegetación nueva en el caso de la herbácea se seca y en el de la leñosa, los tejidos tienen muy poca agua en su interior, por lo que es vegetación muy fácilmente inflamable”, destaca el investigador sobre el clima de estas zonas.

“Ha sido una primavera lluviosa en buena parte de la península, en la zona noroeste también, y eso da lugar a que crezca mucho la vegetación. Tras ello, tenemos un verano que en este tipo de clima va a ser seco. Un verano seco que se traduce en que toda esa vegetación nueva en el caso de la herbácea se seque, y en el de la leñosa, los tejidos tienen muy poca agua en su interior, por lo que es vegetación muy fácilmente inflamable”

Azcárate explica que este contraste es “típico de todos los climas que alternan una época lluviosa con una época seca” y puede provocar que cuando llega el verano y se produzca un incendio el fuego se propague con más facilidad. “En otros climas no hay un contraste tan marcado que provoca que esta acumulación de biomasa seguida de una época seca en la que ese ‘combustible’ está listo para arder, pues son esas regiones en las que cabe esperar más incendios”, advierte el docente.

Además del clima, en los últimos días muchos vecinos de las zonas afectadas han denunciado que la despoblación está pasando factura, especialmente en las pequeñas localidades, asegurando que han faltado medios prevenir la situación. En el plano científico, Azcárate explica que el abandono rural y los cambios de hábitos sí han contribuido a modificar el paisaje de estas provincias, haciéndolos más cerrados y con más masa forestal.

Bomberos luchando contra el fuego cerca de Benavente (Zamora)Europa Press via Getty Images

“Hemos pasado de paisajes más abiertos, con menos acumulación de biomasa y más utilizados, lo que llamamos un mosaico entre zonas abiertas con pastos, zonas cultivadas y zonas más forestales, a un paisaje homogéneo. Tenemos vegetación leñosa muy continúa en parte por regeneración espontánea, porque al final cuando se abandona el territorio la vegetación leñosa crece rápidamente, pero también porque se han hecho plantaciones muy extensas en esas comarcas sobre todo durante el siglo XX en un marco mental en el que había una gran preocupación por la falta de arbolado y que propició políticas de forestaciones masivas”, explica el profesor.

“Tenemos un paisaje tremendamente arbolado, con mucha vegetación, y por tanto cuando se quema vamos a tener incendios más incontrolables. Se van a las copas de los árboles, son muy peligrosos, muy difíciles de manejar y de extinguir. Al final, hay más combustible si queremos llamarlo así. Es biodiversidad, pero es combustible desde el punto de vista de un incendio”

Azcárate explica que esas variantes se han unido “para dar lugar a un paisaje tremendamente arbolado, con mucha vegetación y que por tanto cuando se quema, vamos a tener incendios más incontrolables”. ¿Cómo son este tipo de incendios? “Se van a las copas de los árboles, son muy peligrosos, son muy difíciles de manejar y de extinguir. Al final, hay más combustible si queremos llamarlo así, es biodiversidad pero es combustible desde el punto de vista de un incendio”, responde el experto.

“También desprenden mucho más calor y acaban generando esto que se llama incendio de sexta generación, con pirocúmulos, con una velocidad de avance muy incontrolable frente por ejemplo a los incendios de pastos, que generan temperaturas mucho más bajas, que apenas afectan al suelo, casi no tienen fuerza para quemar las semillas y al año siguiente no se nota prácticamente. También se controlan mejor y se extinguen con más facilidad, son paisajes más resilientes que se recuperan mejor”, destaca Azcárate, que cree que ser conscientes de que este tipo de “incendios destructivos” seguirán siendo frecuentes y hay que tomar decisiones sobre si puede ser positivo modificar el paisaje de la zona para intentar prevenirlos.

“Algunos están por la labor de volver a plantar estos paisajes y otros pensamos que se abre la oportunidad de repensar el paisaje y aprovechar la aparición de espacios abiertos para intentar recuperar ese paisaje mosaico más diversificado”

“En algunos casos nos vamos a encontrar con que alguna vegetación rebrota con cierta facilidad, pero otra no se recupera, lo que abre un poco la disyuntiva de qué hacer con estos paisajes. Algunos están por la labor de volver a plantar estos paisajes y otros pensamos que se abre la oportunidad de repensar el paisaje y aprovechar la aparición de espacios abiertos para intentar recuperar ese paisaje mosaico más diversificado”, cuenta el investigador, que defiende que una mayor masa forestal no siempre implica un mayor valor ambiental. “Hay que tener en cuenta que los paisajes más valiosos desde el punto de vista de biodiversidad no son siempre los que más árboles tienen. Además, que sean paisajes más manejables a la hora de controlar estos incendios que vamos a seguir teniendo”, insiste Azcárate.

Una orografía que hace estos incendios impredecibles y difíciles de controlar

Durante estas semanas, tanto los vecinos de la zona como los bomberos y los equipos desplazados para combatir los incendios han hablado de la dificultad para controlar el fuego, en algunos casos muy virulento. Tal y como explica Azcárate, esta parte del noroeste de España no solo es vulnerable por los factores climáticos, sino que también tiene una orografía que hace complicadas las labores de extinción y la capacidad de controlar el fuego una vez iniciado.

Imagen de una zona montañosa en Verín (Ourense) arrasada por las llamasGetty Images

“La zona limítrofe entre León, Zamora y Ourense es una zona muy montañosa. Aparte de que tenemos este abandono rural, es una zona de difícil acceso porque en paisajes montañosos los medios se mueven mucho peor”, asegura el investigador.

“La zona limítrofe entre León, Zamora y Ourense es una zona muy montañosa. Aparte de que tenemos este abandono rural, es una zona de difícil acceso porque en paisajes montañosos los medios se mueven mucho peor”

Además, Azcárate explica que “es una zona menos predecible desde el punto de vista de los vientos”, algo que añade más complicaciones. “Las zonas montañosas tienen sus propias dinámicas de vientos y al final es uno de los elementos más importantes para que un incendio se desmadre y se descontrole. Si hay viento intenso el fuego corre muy deprisa. Si sabes dónde va a ir puedes tratar de perimetrarlo pero hay veces que no es tan fácil saber hacia dónde se va a mover el viento en este tipo de zonas, especialmente si hay condiciones de inestabilidad atmosférica como ocurrió hace varios días cuando empezaron algunos de estos incendios”, destaca.

“Las zonas montañosas tienen sus propias dinámicas de vientos y al final es uno de los elementos más importantes para que un incendio se desmadre y se descontrole. Si hay viento intenso el fuego corre muy deprisa. Si sabes dónde va a ir puedes tratar de perimetrarlo pero hay veces que no es tan fácil saber hacia dónde se va a mover el viento”

Todos estos factores hacen que extinguir el incendio y evitar que no se extienda con rapidez sea más complejo que en otras zonas de le península. “Son factores que no se pueden cambiar, como el clima o la orografía. Lo que podemos hacer es primero entender lo que tenemos, comprender el problema, porque si no, no avanzamos nada. Si todo lo simplificamos con explicaciones sencillas y superficiales pues no avanzamos nada. Hay que entender que el problema es complejo que no hay soluciones fáciles ni recetas mágicas, que hay cosas que son importantes para que un incendio prolifere, no se pueden cambiar y están ahí, es la propia naturaleza de estos ecosistemas. A partir de ahí aprender a convivir con esta realidad, tratar de concentrar los esfuerzos en las interfaces entre lo urbano y lo forestal que son los sitios más vulnerables, y reconsiderar qué tipo de paisajes queremos”, comenta Azcárate sobre ser conscientes de la realidad de estas zonas. 

Un reto complejo que puede agravarse por el cambio climático

Antes de buscar soluciones rápidas, Azcárate cree que lo primero es concienciar a la población de que los incendios, especialmente en estas zonas, son un problema con el que hay que convivir y que no van a desaparecer. 

“No podemos suprimir los incendios. Centrar el debate político en cómo evitar que haya incendios es empezar mal, porque los va a haber. Por la propia naturaleza de los ecosistemas pero también por un contexto de abandono rural y de cambio climático que no se cambia en dos días”

“El problema es que para poder implementar políticas que tengan visos para servir para algo las personas tienen que estar informadas. Yo tengo la sensación de que la población en general no está bien educada e informada sobre lo que son los incendios. Lo primero que haría es intentar que la gente no crea que podemos suprimir los incendios. Eso no se puede hacer. No podemos suprimir los incendios. Centrar el debate político en cómo evitar que haya incendios es empezar mal, porque los va a haber. Por la propia naturaleza de los ecosistemas pero también por un contexto de abandono rural y de cambio climático que no se cambia en dos días”, recuerda al investigador. 

A pesar de que no haya una solución mágica y única para poner freno a los incendios, el experto insiste en que se pueden tomar medidas para adaptarse a la situación. “Se pueden hacer cosas: se puede gestionar el paisaje, concentrar el esfuerzo en que las zonas habitadas estén mejor protegidas, se puede hacer un esfuerzo por facilitar la vuelta de la ganadería extensiva a muchos territorios de los que desapareció como consecuencia de las dificultades que tienen los pastores para llevar a cabo su modo de vida, se puede evitar volver a plantar grandes extensiones de árboles en sitios que se han quemado porque estamos volviendo a plantar el siguiente incendio…”, ejemplifica.

Imagen aérea de una zona de Zamora calcinada por el fuegoAnadolu via Getty Images

“Se pueden hacer cosas y le corresponde a la sociedad decidir, pero lo primero es entender la base científica del problema. Esta realidad nos va a acompañar, esto no va a cambiar, vamos a seguir teniendo incendios muy fuertes y tenemos que comprender cómo funciona este problema para tomar medidas pero sin engañarnos a nosotros mismos. Esto no es una cuestión de meter 200 años en la cárcel a los incendiarios o que no se puedan recoger piñas. No vas a cambiar nada con medidas de ese tipo, tan superficiales, cuando el problema es más profundo”, insiste Azcárate. 

“Esta realidad nos va a acompañar, esto no va a cambiar, vamos a seguir teniendo incendios muy fuertes y tenemos que comprender cómo funciona este problema para tomar medidas pero sin engañarnos a nosotros mismos”

La profundidad del problema se agrava con el cambio climático que, como explica el investigador, “tampoco lo podemos cambiar porque a nivel global no hay políticas que tengan el más mínimo efecto”. “La humanidad, en parte por desconocimiento, en parte por manipulación, en parte por mil razones más, ha decidido que quiere seguir así. Lo que tenemos que asumir es que esto va a ir a más, que el año que viene probablemente tengamos temperaturas más altas. Igual no, pero la tendencia es esta, de modo que vamos a tener muchos más días al año en los que las condiciones van a ser muy proclives a que se produzcan incendios. La probabilidad va a ser más alta porque el número de días al año con riesgo de incendios va a ir aumento”, advierte Azcárate. 

“Vamos a tener muchos más días al año en los que las condiciones van a ser muy proclives a que se produzcan incendios. La probabilidad va a ser más alta porque el número de días al año con riesgo de incendios va a ir aumento”

Además, el experto recuerda que el aumento global de las temperaturas no solo hace que el riesgo se extienda en el tiempo, sino que cada vez más zonas de España sean vulnerables. “Las regiones en riesgo de incendios van a ir aumentando. Hay zonas en las que tenemos veranos que ahora son más o menos temperados, pero con el paso del tiempo podríamos tener veranos en los que las condiciones sean más propensas a incendios en sitios en los que no estaban habituados a ellos. Es un factor que hay que tener presente porque se va a acentuar”, concluye Azcárate. 

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Esta nota fue proporcionada por una fuente externa a La Campesina. Debido a que no fue escrita por nuestros empleados ni nuestros afiliados, no garantizamos su veracidad ni exactitud. Recomendamos que cada persona realize su propia investigación para verificar el contenido de esta nota.

Written by: Huffington Post

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