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El fallido 'hotel de la perdición' de la ciudad más secreta en el que jamás se ha alojado un solo huésped

todaySeptember 23, 2025 1

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A simple vista parece el sueño faraónico de un dictador con complejo de arquitecto: un triángulo gigantesco de hormigón que se eleva sobre Pyongyang y que, 38 años después de que empezaran las obras, continúa igual de habitado que el desierto del Gobi. Ni un huésped, ni un mísero recepcionista. Solo el eco. Así es el Ryugyong Hotel, conocido con sorna internacional como el “Hotel of Doom”, el hotel de la perdición.

Levantado en 1987, cuando Corea del Norte todavía podía sostener sus delirios con la ayuda soviética, el edificio aspiraba a inaugurar sus 3.000 habitaciones (o quizá 7.665, depende de a quién le preguntes) para el 80º cumpleaños del eterno presidente Kim Il Sung, en 1992. Spoiler: ni pastel, ni huéspedes. La caída de la URSS y la crisis que dejó al régimen sin dinero congelaron la obra, y durante más de una década la mole permaneció desnuda, sin ventanas y sin alma.

Cuando parecía que aquello iba a ser una ruina permanente, en 2008 las grúas volvieron a la carga. Para 2011, la fachada estaba rematada, reluciente en su pirámide de hormigón. El interior, en cambio, sigue igual: un cascarón hueco donde nunca se ha servido un desayuno buffet. En 2012, incluso la cadena Kempinski anunció que gestionaría el hotel y que abriría en 2013. Pero al año siguiente se retiró discretamente, como quien finge que nunca se apuntó a esa fiesta.

La función actual del coloso es otra. Desde 2018, uno de sus lados luce una pantalla LED gigante que proyecta propaganda y escenas épicas de la patria. En 2024, el régimen trató de seducir a operadores internacionales para instalar un casino, aunque hay un pequeño detalle: en Corea del Norte está prohibido el juego. Resultado: cero interesados.

El Ryugyong no solo impresiona por su tamaño —con 330 metros de altura supera incluso al Shard de Londres—, también por su material. A diferencia de los rascacielos modernos, que se levantan en acero, este mastodonte está hecho enterito de hormigón armado. Una elección que mezcla razones económicas con herencias técnicas de la antigua RDA, cuyos ingenieros ayudaron a diseñar la Pyongyang soviética a base de bloques prefabricados. El resultado: un monumento intimidante, robusto… e inhabitado.

Hoy, el hotel de la perdición sigue siendo la postal más surrealista de la capital más hermética del planeta. Una mole que resume a la perfección la paradoja norcoreana: querer impresionar al mundo mientras ni siquiera puede encender la luz de recepción.

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Esta nota fue proporcionada por una fuente externa a La Campesina. Debido a que no fue escrita por nuestros empleados ni nuestros afiliados, no garantizamos su veracidad ni exactitud. Recomendamos que cada persona realize su propia investigación para verificar el contenido de esta nota.

Written by: Huffington Post

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